Gracias a Nuevo Crónica por publicar en mi "rincón del Butarque" éste modo de ver a los poetas sociales y los salmones.
La poesía es la hermana menor de la filosofía, por tanto como ella también es una duda que busca la certeza, el poema es la idea y el pensamiento escritos. Cervantes dijo de ella que: “la pluma es la voz del alma” y por tanto. es una propuesta más que una afirmación.
A lo largo de 40 años los poetas amateur hemos escrito más de mil opiniones sobre necesidades sociales y cuestiones del municipio, durante décadas cada vez que escribíamos pensábamos que estábamos equivocados y, alguna lo hemos estado, pero no mil veces.
El aprendiz de poeta se puede equivocar, la palabra escrita no cuesta dinero al contribuyente, la equivocación del poder público sí cuesta, por ello es más responsable gobernar que escribir, el gobernante está bien pagado, pero el poeta siempre es altruista.
Y los poetas sociales, que sólo son aficionados, terminan leyendo a Cervantes y nadie como él puso tanto razonamiento en los labios de un loco, y hallé por casualidad una de sus citas: “Nunca el consejo de un pobre, por muy bueno que sea es admitido” ¿cómo iba a serlo el de los poetas que no sean de su cuerda? Y el de docenas de entidades ciudadanas, salvo que un pequeño pedal de un contenedor se convierta en un problema gigante.
La periodista Rosa María Artal lo define perfectamente en su libro “Salmones contra percebes”. Hay políticos que pasan toda su vida agarrados a la roca, que es el escaño, el cargo público, si no es en el Ayuntamiento, es en la Comunidad, o se le hace cargo de confianza, al caso es estar como éste crustáceo aferrado e inmovil.
El poeta como el periodista de opinión tiene un olfato felino, huelen la vida social, porque son un poco callejeros y escriben cuanto ven y oyen relacionado con lo público, obviamente con los límites de la ley, y subidos al estribo constitucional de sus Arts. 20 y 23, ahora que somos tan constitucionalistas todos, como debe de ser.
Los poetas como los salmones, nadan contra corriente de los gobernantes, aunque me decía mi hijo que, pudiera ser que, los gobernantes naden contra la corriente de los poetas, el gobernante es como el río sólo avanza pensando en la mar, algunos aunque pocos, pensando en el mal. (Según sentencias firmes y causas en investigación).
El poeta tiene esa misma obstinación del salmón, la de poner sus letras como ésta especie que habita el mar, sube a poner sus huevos donde más difícil es hacerlo, en el río que nació. Y salvo el cambio climático, nada les cambiará. Salvo lo que ocurre con las cigüeñas, que ya no viajan desde Castilla a tierras africanas, y se quedan el invierno en la torre de la Iglesia de Moraleja de Enmedio, y dicen que en las iglesias de Getafe que están quitando el sueño a los militares aéreos, por ello, esos salmones y poetas, seguiremos empecinados en nuestras peticiones y deseos, como es el desove de este pez citado, del que dicen que “el macho arroja espermios sobre los huevos para producir la fecundación de forma casi instantánea”.
Esta especie viaja para reproducirse, son anádromos, del mar al río, en un agotador viaje, muchos mueren sin alcanzar su destino, otros son pescados, es decir la similitud con los verdaderos poetas sociales que han pasado a la historia, es tan parecida que asusta, suerte de aquellos que en los palacios de invierno escriben solo de la belleza de la flor de pascua. Las flores y los poetas intimistas siempre estarán unidos, ni siquiera Juan Ramón Jiménez les convenció: “No le toques ya más, que así es la rosa”.
También debería de haber escrito, dejad lo social, que los políticos jamás lo mejorarán, Pero Platero, déjanos intentarlo, como tú correteabas tras las mariposas en las primaveras por el prado.
¡Quién fuera el poeta de Moguer, que escribió para niños y maravilló a los adultos!
JOSMAN.
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