Resulta que, paseando uno por la cárcel enrejada de
Me encuentro con que, no se si por error de imprenta, presunta pelotería o ignorancia, a nuestro alcalde, Sr. Gómez Montoya, desde esa Casa se le da el tratamiento de EXCMO.
Salvo que
Que pudiera serlo en excedencia de un empleo o cargo con ese tratamiento de Excelentísimo.
La gente confunde, el Ayuntamiento puede ser Excmo., pero no por fuerza el Sr. Alcalde, yo, nací en
Excmos., son los expresidentes del Gobierno de España, en fin, puede que los leganenses, ignoremos lo que sabe
Obviamente, de éste hecho es inocente el Sr. Montoya, que no habrá visto o leído el cuadernillo. Es simplemente una anécdota, en la que vemos el error de imprenta, o la presunta sumisión de algunos cargos de las entidades, que olvidan que, los representantes de los ciudadanos, son eso, representantes de los ciudadanos, y al servicio de los mismos.
Errores, ya, pero siempre los paseos ligeros por la cárcel de
En fin, hay quereres excesivos, aunque legítimos, que se empieza por “excmos” y acaban como el pobre Narciso, que tanto quiso agradarse y quererse, que se abrazó al espejo del agua del lago, y acabó ahogándose, no se si por amor, o por ignorancia.
Leganés, 27 de mayo de 2009
José Manuel García García (JOSMAN)
4 comentarios:
José Manuel, bajo mi punto de vista, la anécdota que relatas no pasa de ser una insignificancia.
Es decir, de cualquier anécdota se puede sacar punta. Yo también saco punta a todas esas personas que considero jóvenes, modernos y cultos y sin embargo reparan y le dan demasiada importancia a los tratamientos de una época medieval.
¿Por qué el ayuntamiento de Leganés puede ser EXCMO. y su alcalde no?
Y puestos a volverlo como un calcetín, ¿por qué el alcalde de Leganés es Rafael a secas y el ayuntamiento que preside no puede ser ayuntamiento de Leganés a secas?
Para concluir:
Todavía hoy le damos demasiada importancia a esos apelativos carcas de REVERENDO, ILMO., EXCMO., SEÑOR, DON y apelativos postizos por el estilo de una era medieval que ya va siendo hora de que superemos, ahora que estamos al inicio del tercer milenio de esta era.
Don Rafael, el presidente del ayuntamiento de Leganés va que se mata con que se le llame de usted y de don Rafael. Y digo "va que se mata" porque lo principal es el respeto a las personas y el respeto no ha de ser menor si en vez de excelentísimo sr. alcalde le llamamos sr. alcalde y de usted. Pero para mí, si alguien le llama Rafael y de tú (como hace el Follonero de la sexta tv con JL. Rodríguez Zapatero), ni yo ni nadie tendría que tirarse de los pelos y escandalizarse.
mi dirección de correo-eSaludos
Estimado Jesús, llevan razón en toda tu exposición, y te agradezco la aclaración tan constructiva, cada día aprendemos algo, y hoy, reflexiono sobre tu acertado comentario.
Recibe un saludo:
José Manuel
Tantísima razón que tiene usted, D. Jesús Herrera, en toda su exposición. Hace tiempo que yo reflexiono sobre el tema. Su exposición, como indica Josman, es a mi humilde parecer totalmente acertada.
A mi me causa mucha risa que al Rector de mi universidad haya que tratarlo de Magnífico...
Me niego a acumular datos en mi cabeza sobre tratamientos.
Que conste que a mi gusta mucho el tratamiento de usted, sobre todo cuando no tengo confianza con las personas, luego con la familiaridad también es cierto que va sobrando. Pero qué bonitas aquellas películas, para ejemplizar, "atraco a las tres", de nuestros grandes actores españoles, Gracita Morales, Alfredo Landa...¡Parecían Cervantes hablando!. ¿Qué tal está usted, D. Francisco, qué tal su distinguida señora, su benerable madre y sus eminentes hijos".
DICE EL PROTOCOLO:
"Los Alcaldes de Madrid y Barcelona reciben el tratamiento de Excelentísimo y los tenientes alcaldes de estos mismos municipios el de Ilustrísimos. Igualmente, y sólo para Andalucía, los alcaldes de las ochos capitales andaluzas (Sevilla, Málaga, Granada, Cádiz, Almería, Córdoba, Jaén y Huelva) tienen el tratamiento de Excelentísimos. Lo mismo para el Presidente de la Diputación de Barcelona.
Los Alcaldes de las demás capitales de provincias tienen el tratamiento de Ilustrísimos, así como de las ciudades y villas de más de 100.000 habitantes. No obstante, es práctica generalizada que a todos los Alcaldes se les dé el tratamiento de Ilustrísimos. De hecho, la Generalitat de Cataluña ha dispuesto una norma en este sentido"
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