miércoles, 25 de mayo de 2011

DESAYUNO EN LA HUERTA.

Esta mañana, antes de que el sol picara, este sol de Mayo que parece de Julio, hemos estado en una de la pocas huertas que quedan en Leganés, hemos estado en la Huerta de Juan, con Agapito, con Roberto y Pepe Cortijo y cuatro amigos más, este pueblo "pepinero" fue famoso en Madrid por sus hortalizas, pero hoy no tocaba ensalada, ni vegetales, salvo unas patatas con pimiento verde, el resto era colesterol en estado puro: panceta, chorizo y unas pequeñas aves fritas.

A las diez de la mañana, llega esa brisa breve del Butarque, que golpea en la cima tenebrosa del cementerio parroquial, los primeros rayos los amortiguamos debajo del cobertizo, empiezan esas primeras calores, he estado alegre, pero pensaba en la especulación y en la poca vida que les queda a estas huertas, -donde la hierbabuena hace frontera con el polvoriento camino, junto a una higuera que asoma sus primero frutos aún verdes- pronto quizás en la próxima primavera entre la piqueta y convirtamos el último vestigio natural en ladrillo, cemento y hierro y alguno se hará millonario enterrando esas matas de tomate y de pepino que pugnan por brotar, como si constructores y ayuntamiento no fueran con ellas, y son los que matan su futuro, siempre asesinamos entre todos el pasado, para construir un futuro que casi siempre es menos natural y más postizo.

En fin, volveremos a la Huerta de Juan, porque allí libres, pero como escondidos, reímos, bebemos y dejamos la vida exterior en el exterior. Como si el fin del asfalto nos borrara la memoria.
Hasta yo, que soy abstemio, he cogido el porrón con el vino de Pitarra, y estando presente me ha convertido en un ausente, pero ausente de la política de la ciudad.
Panceta y chiste verde, chiste verde y chorizo, sabiendo que el colesterol bajará la próxima semana, cuando llegue el queso fresco y el pan tostado, y la verdura, porque esta tierra de Leganés aún conserva la tierra con vida o la vida de la tierra.


¡Oh, el desayuno en la huerta,
debajo del cobertizo,
las patatas con pimiento,
la panceta, el chorizo,
las aves en la sartén
con Roberto y Cortijo,
y esa esencia del ajo,
el Pitarra, casi tinto,
y este pan de Leganés
que ha traído Agapito!



¡Oh,! el desayuno en la huerta,
con un Montoya perdido,
¿y gaviotas por alcalde?
y el porrón de sitio a sitio!



Sólo queda Cabo Verde...*
ese es un cantar distinto...
mujeres, dulces mujeres,
tras comer, el paraiso...


*La República de Cabo Verde

Leganés, 25 de mayo de 2011



José Manuel García García (JOSMAN)

2 comentarios:

hon-wasabi dijo...

Disfruta de la Huerta, disfruta entre amigos.

Y si alguna vez te decides y vences tus miedos, y te da para ello el dinero, escápate a Cabo Verde, es un paraíso.

Un abrazo Wasabi.

poejosman dijo...

Venceré los miedo aviadores e iré a Cabo Verde.
Un abrazo amigo Wasabi.
JOSMAN.