El
otoño de los dioses.
En esta enredadera
comenzada por los pensionistas y continuada por las mujeres en su lucha por la
igualdad real, ciertas tímidas mareas blancas de los sanitarios y un ligero
despertar del tejido sindical tras dormir en las reformas laborales, nos hace
entrar a todos en el otoño de los dioses, ya que las encuestas sobre intención
de voto, que no olvidamos que son encuestas, en esta primavera aún lejana del
proceso electoral, existe en un desgajo militante en el PP y un ascenso de C´s.
El PSOE, sigue en esa nave sin rumbo fijo titubeando,
y Unidos-Podemos sigue sin atinar a
alcanzar con la mano en la herida.
Los líderes del Proceso
catalán encarcelados, y los políticos no dan con una solución donde brille la
normalidad institucional, cuando el gobierno de Rajoy y los denominados
“separatistas” se hallan enrocados como se enroca al rey en el juego del
Ajedrez.
Y al tiempo de todo
esto, pervive sólida la precariedad salarial, los contratos basura, comienzan a
ser la basura del contrato, seguimos como decía el pasado mes, con el Táper de
las abuelas como balón de oxígeno de las familias más dañadas por la crisis.
A veces dejo alguna
nota breve sobre aquella mitología griega, porque a veces observamos en nuestros
conciudadanos un reflejo vivo de aquél tiempo de tragedias o de la tragedia, y
en esa tragedia donde los dioses ayudaban a unos para fustigar y encadenar a
otros, nos recuerda a los malos gobiernos, en ocasiones bajo sospecha, no es
extraño que en los muros de Facebook aparezca demasiado a menudo aquella cita
de Carlos Gaviria Díaz “El que paga para
llegar, llega para
robar”. Obviamente se refería a Colombia de donde era natural
este jurista.
Pero los dioses-humanos se parecen mucho en todos los
lugares de la Tierra, en España se está judicializando a quienes pagaron para
llegar y si alguien llegó pagar al
pagador con obra pública, y es que hasta Homero como sabemos todos, incluye en
su Ilíada la ayuda de la diosa Atenea a una parte de los contrincantes en
aquella Guerra de Troya, y aquí sin tener un Agamenón, ni Aquiles, ni un
Héctor, ni un Odiseo o la bella Helena, batallan y batallamos pacíficamente por
hacerlo con la palabra.
En España también nos han metido un caballo, porque con
la legalidad también se construyen
caballos de Troya, “nadie da duros por pesetas”, decían en mi infancia. (Salvo
a la banca y a las autopistas radiales y otras) Ahora el ministro Montoro lo
llama “zanahorias” y tras meternos caballos anuales del 0´25, los pensionistas
sólo piden lo perdido en el IPC que ha rondado el 1,8 y otros años el 2%
Es por ello, que tras la guerra de banderas y las
pulseras, los símbolos patrios de todos en ventanas, terrazas y muñecas, como
una nebulosa que cegaba todo, desde los desahucios a esa precariedad de toda
una clase social, porque los ricos se hacen más ricos y los pobres perdemos
poder adquisitivo, y todo esto sin profetizar, llegamos al otoño de los dioses,
de los que se han creído dioses por vivir en ese Olimpo y ver a los ciudadanos
desde su atalaya privilegiada recortándoles derechos.
Ni tan siquiera los sociólogos pueden prever cómo serán
los resultados electorales en 2019, pero creo que estamos ante ese otoño de los
dioses humanos, y de postre algunos son soberbios, (a la soberbia Gracián la llamaba la hija sin padres
en su Criticón) soberbios y falsos patriotas que cumplen la primera parte del
vocablo, amar a la patria, pero no procuran su bien, que es la segunda.
José Manuel García García. (JOSMAN)
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