“LA CUEVA DE LA NADA”
Tropieza uno con la Crisi Nona de la tercera parte de
El Criticón de Gracián y en esa “Cueva de la nada” se encuentra todo, a veces
creo que es más fluido que El Quijote, y en ese trigal donde sólo hay grano, estrangula
todos los sentires en los muertos vivos, y en los vivos muertos, en los seres
que van a ser enterrados sin haber muerto, o quizás porque algunos nacen
muertos. Se le entorpece a uno el entendimiento mientras pasa las páginas como
pasa la vida del mundo.
Y al final, ¿quién ha leído en profundidad a Gracián? Yo
sólo lo hago superficial, me cuesta digerirlo como un Pote Gallego.
Este clérigo jesuita, este hijo de la Iglesia, desnudó
no sólo España, desnudó el mundo y la humanidad, por ello fue metido en una
celda a pan y agua. “Aquí se persigue el pensamiento” decía tres siglo más
tarde Valle Inclán
Debió de vivir un tormento, sabiendo que quienes le
castigaban no entendían ni siquiera una letra, al igual que Calderón, Tirso, Juan
de la Cruz y Teresa de Jesús, estaban bajo el yugo de la Iglesia, sabiendo que
se elevarían más que ella misma en lo esencial.
Se le ha leído poco, le hemos entendido poco, y apenas
retuerce el lenguaje, un lenguaje retratista que desvela los vicios de la
humanidad.
Y leyendo a éste monstruo de las letras, leyendo y observando lo que
hoy se llamaría como en medicina, ésta Resonancia Magnética, que busca lo oculto, desnuda el
espíritu de la humanidad, y alcanzando el fondo, se pregunta como el hombre
quisiera vivir mil años, mientras otros sin hacer uso del suicidio quieren
enterrarse en vida, porque quizás tácitamente la vida es muerte en una muerte
viva en este capítulo de la tercera parte.
JOSMAN.
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