¿SEPULTARSE EN VIDA?.
Otra vez vuelvo a la Cueva de la nada, a ese comer ¿Qué
es vivir? ¿Cuántos somos muertos desde que nacimos? Leamos despacio a Gracián,
para digerir cada bocado de lectura, adquiramos conocimiento, para
aprender a madurar nuestro pensamiento. Este religioso cuatro siglos después,
aún nos enseña a vivir o a ese morir viviendo. Me cuesta trabajo abrir la mente
y degustar esta enseñanza, entre El Lazarillo, El Quijote, El Buscón y éste
Criticón, se dibuja en palabras nuestro modo de ser, de sufrir, de sentir, y de despertar,
"Pero quien no cambia de vicios y de costumbres", de nada
le sirve, estas lecturas,(Quevedo) cerrado el libro volveremos a ser como somos y de
nada sirve esta lección de vivir mientras morimos.
JOSMAN.
Tan sólo una líneas de Baltasar Gracián.
“—Eso creeré yo —le respondió el Honroso—. También es
verdad que aquí vivieron muchos héroes antepasados suyos. Pero el que aquí
yace, que no vive, muerto es, y huele tan mal que todos se tapan las narices
cuando sienten la hediondez de sus viciosas costumbres. Ni es él solo el que
yace, sino otros muchos sepultados en vida, amortajados entre algodones y
embalsamados entre delicias. —¿Cómo sabes tú que están muertos? —dijo el
Ocioso. —¿Y cómo sabes tú que están vivos? —replicó el Vano. —Porque los veo
comer. —¿Pues qué, el comer es vivir? —¿No les oyes roncar? —Eso es decir que
están muertos desde que nacieron y pasan plaza de finados, pues ya llegaron al
fin de el ser personas; que si la definición de la vida es el moverse, éstos no
tienen acción propia ni obran cosa que valga: ¿qué más muertos los quieres?
Lastimábase Critilo de ver tal crueldad, que enterrasen los hombres vivos, y
rióse el Vano de su llanto, diciéndole: —Advierte que ellos mismos, por no
matarse, se sepultan en vida y se vienen por su pie a enterrar en los sepulcros
del ocio, en las urnas de la flojedad, quedando cubiertos del polvo del eterno
olvido. —¿Quién será aquel señor que yace en aquel sepulcro de la hedionda
lascivia? —Quien no será más de lo que hasta hoy ha sido. Y de aquel otro, antes
se supo que fue muerto que vivo, o fue su nacer el morir. Mirad aquel príncipe:
no hizo más ruido que el de su primer llanto cuando entró en el mundo. —“
Baltasar Gracián.
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