a Eloisa, que tiene la suerte de soñar con árboles de colores.
Solemos presumir de lo nuestro y hasta de lo ajeno, olvidando que la materia de la que estamos hechos tiene un principio y un final, y que todo cuanto poseemos es igual de pasajero que nosotros.
Algunos políticos de todos los partidos, en su ambición, deberíamos de recordarles que todos somos mortales, y que nos debería bastar, el ver la propia naturaleza durante un año día a día, todos estamos hechos de la misma materia carnal, pero de distinta energía espiritual, y eso mismo es, lo que nos diferencia a los seres humanos, no solamente el ADN y las huellas dactilares, nos diferencia a unos y otros, el bien y el mal que, en los anaqueles de nuestras almas administramos.
Ánimo, tristeza, juventud, ancianidad,
somos naturaleza sin más.
nos plantan, crecemos y verdeamos,
nos alcaldeamos o nos enguardiamos,
nos oxigenamos, damos sombra,
nos besamos y bailamos como ramas
con un viento tanguero de
Y un día tras el sol abrasador de agosto,
amarilleamos y nos debilitamos.
Asoma la tristeza en nubes grises,
las aves trémulas emigran no se dónde,
y “alfombramos” como dijo Bécquer
un paseo de nuevos enamorados.
El viento nos invita a viajar
en un carrusel vertiginoso,
hasta que llega el jardinero,
y nos barre entre humedades,
y su contenedor, hace de sepulcro
metafórico de una muerte anunciada.
Leganés, 12 de junio de 2009
José Manuel García García (JOSMAN)
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