EL AMOR DE LAS MADRES EN MI NOVELILLA.
En mi novelilla amorosa La Carroza de Oro, que me ocupa este tiempo, reflexiono sobre el mayor amor existente,en el de las madres, al final del capítulo décimo tercero, donde escribo:
En especial de las madres, los hijos son más de ellas, por una explicación simple en la que no me voy a extender, porque mis escasos lectores lo saben mejor que yo.
Bastaría decir que he visto a madres de criminales, reclusos con sentencias firmes de altos tribunales, defender a sus hijos desgarrándose las entrañas, porque nadie da la vida de ese modo, como ellas, y ahí, no podemos llegar los poetas aficionados, ni siquiera los consagrados, porque no habrá seres en el mundo más entregadas al amor, y de ahí, mi reflexión, sobre la esclavitud del amor, las madres aman eternamente, la madre lo es desde la concepción y parto hasta el confín de los siglos, porque sin saberlo demostrar científicamente, ese amor va en el espíritu, y soy de los que opinan que éste nunca muere. Muere lo físico o material solamente.
Cuando la droga mermó asesinando la juventud de la generación de los años ochenta, especialmente en Galicia, las madres lucharon 30 años para alcanzar la justicia y el triunfo, ejemplo vivo sigue siendo Carmen Avendaño, cuando abriendo el Pazo Bayón de Laureano Oubiña, exclamó “Y la victoria llegó” Las madres cogieron la bandera de la verdad, la justicia y la reparación, y no hay bandera superior, porque no se ondea, sólo repiquetea en los maternos corazones.
“Las madres gallegas que llevaban veinte años enfrentándose a quienes estaban matando a sus hijos” publicaba el periódico ABC( el 20 de Octubre de 2015)
Y de éste asunto no sé, ni debo escribir más.
JOSMAN.
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