jueves, 18 de marzo de 2010

MI PADRE VIVÍA CON SU OTRO YO.

Topolino, así era el caballo de mi padre.

A mi que me han dado el titulo del mayor coplero de la Villa de Leganés:

Esto es una copla, pares en asonante y ocho sílabas por verso, lo de la diéresis, sinérisis y sinalefa lo sabe todo el mundo:


Del Butarque a Polvoranca,
de una aurora a otra aurora,
se pregunta Leganés
¿cuando te marchas Montoya?


A continuación, un poema de "Rumiando el ayer" mi próximo libro. Esto es lo que escribo lejos de la podredumbre de la política.

Cuando me miro las piernas y las manos, no veo mis piernas y mis manos, veo las de mi padre. Mi padre, me enseñó una mañana madrileña de 1958 como lloraba una vaca para adentro, angustia, tristeza animal, vacío, el animal no quería vivir, comer, beber, chupar la piedra de sal, lloraba con algo interior, que yo también pude ver y conocer.

Quizás vivió tanto entre las vacas,

que aprendió a llorar como ellas,

para adentro, en sus adentros.



Mi padre silencioso,

rumiando en la escalera de la vida,

rasgando las nubes con su aliento.



Con pasos cortos medía su camino,

como el gorrión primerizo

en su aventurado primer vuelo.



Aspecto de un Machado anciano,

sentado en su sillón tan reflexivo,

liando ausente un cigarrillo…



Otras, apoyado en el bastón miraba

el corto horizonte, tras el cristal

moscardeado y estival de la ventana.



Tímidamente amaba y regañaba,

amor tan íntimo, invisible,

amaba con los ojos, sin palabras.



Y siempre escondido, para sí,

silbando y cantando regresaba

a una aldea astur con la memoria.



Guardaba para sí heridas y alegrías,

El hombre interior, impenetrable,

vivía dos vidas paralelas.



Sí, vivía con su otro yo,

y solo dejaba asomar su alma

cuando todas las noches, todas,



alumbraban su aureola las estrellas.



Leganés, 18 de marzo de 2010


José Manuel García García (JOSMAN)

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