A la izquierda junto a la diosa Hera, María Eugenia, candidata a la alcaldía de Leganés.
Foto: propiedad del Partido Popular de Madrid.
Sepa Doña María Eugenia que, yo no arrimo ningún ascua a mi sardina con este soneto, porque ni tengo sardina, ni siquiera fuego, ni barbacoa, ni quito ni pongo rey, porque la libertad de opinar y de sentir no pertenece a ningún cortijo, sólo se es independiente cuando no se arrastran ataduras partidistas, ni se es esclavo de ninguna idea, por pura que ésta sea.
Los poetas que sólo somos aficionados, estamos a pie de pueblo, porque somos pueblo, y tenemos el compromiso con nosotros mismos de cantar y contar cuanto sentimos de las cosas y de los seres en su vida pública, que para bien o mal nos afecta a todos y todas.
Cuando escribimos de unos y otros, perdemos la relación con conocidos, pero desde Hesíodo hace 2500 años, hasta este hoy leganense, es el peaje costoso que pagamos por escribir públicamente.
Sabemos y se qué, escribir y dárselo al lector, tiene el riesgo de todo en la vida, el equivocarse o no saber explicarse, pero aprendí que quien escribe cuanto piensa y siente, ni peca ni miente, y lo aprendí bajo una férrea disciplina militar, donde jamás oculté la paternidad de cuanto he escrito en mi vida.
En la página 182 “Del Misterioso asesinato en casa de Cervantes” de Juan Eslava Galán , dice éste en boca de Andrea, hermana de Cervantes, algo parecido a lo que don Quijote dice de la libertad: “Es el más preciado don de las criaturas racionales y no se debe rendir ante nada ni ante nadie”
Sólo en esa libertad es, donde se ve el tamaño inmenso del ser, sea un erudito o un mediocre en su literatura. Y reitero: Quienes están esclavizados a una ideología por perfecta que ésta sea, puede escribir cuanto pueda y deba, pero nunca será poeta.
JOSMAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario