Me alegras el miedo de la noche negra,
me abanicas el sudor que agostea
en mi frente herida en cien batallas.
Y besas las mejillas de mi llanto
cuando el alma se me abre
y desnudo las penas que me ahogan.
Sólo tú, te decía ayer, sólo tú,
en la tarde mansa y en la noche
oscura, trémula de sueños grises.
Sólo tú, donde refugiarme
como un gorrión herido,
con las alas nerviosas, temblorosas,
cuando caigo de la copa
del árbol en que moro y me destroza...
Leganés, 28 de agosto de 2009
JOSMAN.
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