Es la misma luz la de la infancia que la de la vejez, pero esa distancia es el poso esencial de lo vivido, en ocasiones vas con los rayos de la memoria a un ayer ya imposible, pero indudablemente, aquella luz primera, era una luz vivida pero no sentida, aunque estuviera llena de saltos, de paradas, de rotaciones y de correrías...
Sólo la luz de mi ocaso
me lleva a la de mi infancia,
melancolía, atmosfera limpia,
sin preocuparte de nada,
y dormir y despertar,
correr, rotar, parar, saltar
sin sueños, sin esperanzas;
madurar sin sospecharlo,
darse cuenta que se está
completo, y sin ninguna carga.
Umbral de mi vejez, gozo de mi niñez,
luz de ocaso y alborada,
las mismas, con su distancia.
Leganés, 26 de agosto de 2009
JOSMAN.
2 comentarios:
También en la madurez se puede gozar. Josman me gustan éstos poemas suyos del corazón y los sentimientos, también me gustó un libro de poemas que ha editado, ¿Para cuándo el próximo?
También disfruto con sus temas políticos y sociales ¡cuentan tantas verdades...! Saludos
Me gustaría señor Josman saber a quién se refiere en el anónimo de Concha, ¿quién mariposea por encima del concejal?
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