Se abre y se cierra el grifo de la vida,
mis amores son un carrusel infinito,
el Arroyo de
de la memoria, como se va el vigor
de mis brazos, de mis piernas,
de mi corazón solitario, íntimo, acelerado,
que viviente muere un poco cada día.
El grifo de mi vida que abrió mi madre,
ya hace tanto tiempo, que rumiar en la niñez
me transporta a un viaje casi sideral,
vivo y vivimos a golpes de pasos,
de versos melancólicos, románticos y reivindicativos,
victoriosos, derrotados; dejando en la palabra escrita
gritos de silencio y un llanto plácido,
sin lágrimas que mecean por siempre
la cándida e inocente cuna del hombre.
El hombre es un niño en un rincón
inexplorado de su cerebro, que gobierna nuestro sino,
sin embargo, la mujer, es madre desde la primera
luz de su nacencia, su madurez es tan completa,
que se le abren los surtidores del amor,
de la ternura, de la razón, con el primer beso
de su primavera, es entonces cuando
nos asomamos al arco iris de su grandeza.
Por ello, hacemos poemas de amor, de lunas,
de espejos, de estrellas, mas tarde cuando
el látigo del mundo te cimbrea, te asomas a ella,
y aún amando, besas sombras, sólo sombras,
y el grifo coge aire, y sopla y tose,
y el agua de la vida nos gotea.
Leganés, 5 de septiembre de 2009
JOSMAN.
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