Empiezan a deshojar
los árboles de
enrejada y casi rectangular,
cárcel de hojas muertas,
agónicas y bailantes
en este viento casi otoñal.
¿Cómo puede haber seres humanos,
que cerquen el sepulcro
abierto de las hojas,
de las ramas quebradas por el viento?
¿Cómo Madrid y Leganés
cercan la naturaleza
que es de todos y para todos?
Empiezan a deshojar álamos y chopos,
y los alcaldes viajan en coche
con braseros bajo glúteos,
carceleros de la madre vida,
mentes pobres, o tal vez, retorcidas.
Leganés, 16 de septiembre de 2009
JOSMAN.
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